En 1911 el geólogo Thomas Griffith Taylor, andaba paseando por la Antártida en una de sus expediciones, bordeando y admirando un glaciar al que ya le había puesto nombre: Glaciar Taylor. Mientras hacía los preparativos para realizar unas mediciones, presenció algo insólito: Del glaciar salía, como una cascada, un fluido de un rojo intenso, como sangre. Imagino el careto del hombre.
De modo casi inmediato, el lugar obtendría la mucho más vistosa denominación de Blood Falls (cascadas de sangre). Este espectacular fenómeno se atribuyó inicialmente a la presencia de algas rojas, pero pronto se esclareció que la coloración del agua que salía del glaciar estaba causada por la presencia de grandes cantidades de óxido de hierro.
¿Pero, de dónde viene el hierro? Resulta que dentro del glaciar está atrapado un lago ultrasalino bajo unos 400 metros de hielo. Y ahí abajo, unas bacterias han sido capaces sobrevivir en este hábitat, obteniendo energía de la reducción de hierro y azufre. El agua que emerge posee por tanto gran cantidad de hierro, que al entrar en contacto con la atmósfera, se oxida rápidamente, dándole al agua ese color rojo.
Aparte de lo curioso de la estampa, lo que llama la atención es la presencia de vida en condiciones tan extremas como las del lago subterráneo: Frío intenso, oscuridad, anoxia. Nada de fotosíntesis, nada de heterotrofismo. Sólo les queda obtener energía de lo que queda ahí abajo: minerales. Estas bacterias llevan 1,5 millones de años atrapadas, desde que el glaciar se abalanzó sobre el lago y lo sepultó bajo el hielo. Entonces se las ingeniaron para reducir gradualmente el azufre y el hierro, un electrón por aquí, otro por allá y voilà, ya tengo energía para crecer. No sólo resulta increíble, sino que además los científicos especulan sobre la posibilidad de que este tipo de vida «oculta» pueda encontrarse en lugares tan inhóspitos como… Marte? En efecto, el glaciar se ha convertido en objeto de estudio de exobiólogos, que estudian la posibilidad de encontrar vida en otros planetas, donde la atmósfera y las condiciones de radiación y temperatura no permiten la vida en superficie. «Si pueden sobrevivir bajo este glaciar, ¿por qué no bajo la capa de hielo de Marte o Europa [la luna de Júpiter]?» dice un exobiólogo.
Via Discoverblog
***Nota curiosa sobre los óxidos de hierro: Existen distintos óxidos de hierro, dependiendo del grado de oxidación del metal. Pero en concreto, el óxido de hierro III puede presentar varios colores, azul, violeta y verde. Los cambios de color se deben a cambios de los electrones en el penúltimo nivel de energía de la corteza electrónica del hierro. Curiosamente, las iguanas y camaleones presentan grandes cantidades de esta sustancia en su piel, a lo que se atribuye su capacidad de cambio de color.